Horas después de haberse puesto de acuerdo en todo con el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, y colocar el proyecto nuclear iraní en la vitrina internacional, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, recibió con enfado y sorpresa un gol en propia puerta: el anuncio del Ministerio de Interior del proyecto de construcción de 1.600 casas en Jerusalén Este, donde los palestinos aspiran a proclamar la capital de su Estado.
La Casa Blanca ha condenado la autorización de los nuevos asentamientos, subrayando que la decisión no es bienvenida en plena visita de su vicepresidente. El vicepresidente de EEUU aseguró que el anuncio israelí "es el tipo de iniciativa que socava la confianza" que se necesita para retomar las negociaciones de paz.
Biden aseguró que esta medida va contra las "conversaciones constructivas" que ha mantenido en su visita a Israel. "Debemos crear una atmósfera que apoye las negociaciones, no que las complique", declaró.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) no ha tardado en reaccionar afirmando que "la decisión de Israel destruirá las conversaciones indirectas", anunciadas el lunes por el mediador norteamericano, George Mitchell.
El portavoz palestino, Nabil Abu Rudeina, denunció que "el anuncio demuestra que el Gobierno israelí no tiene interés en las negociaciones de paz. Estados Unidos debe reaccionar a esta provocación con hechos prácticos".
Alto pesimismo
Nunca unas negociaciones habían empezado con un nivel tan alto de pesimismo. Si es que empiezan. Antes de irse a cenar con Biden, Netanyahu ha exigido aclaraciones a su ministro de Interior, Eli Ishai, figura clave en la coalición de Gobierno.
Fuentes del ministerio israelí de Interior aseguran que "el anuncio es meramente técnico y no tiene nada que ver con la llegada de Biden o las negociaciones de paz".
El timing lo es todo en la vida. El proyecto anunciado por el Comité de Planificación del departamento de Jerusalén del Ministerio del Interior era lo último que deseaba Netanyahu en su intento de mejorar las relaciones con el presidente Barack Obama y dialogar con los palestinos.
En lugar de alertar -con Biden- sobre lo que define como "la amenaza existencial de Israel" (un Irán nuclear), el primer ministro israelí debe dar ahora explicaciones a Biden que a su vez se las tendrá que dar al presidente palestino, Abu Mazen.
Biden con Netanyahu
Horas antes, el vicepresidente norteamericano había abrazado a Netanyahu con palabras y gestos. "Nuestra amistad y conocimiento desde hace muchos años simbolizan la profunda relación entre los dos países. Nuestro absoluto e inquebrantable compromiso hacia la seguridad de Israel es la piedra fundamental de nuestras relaciones", declaró Biden en Jerusalén
En la rueda de prensa conjunta, Netanyahu desveló los dos asuntos que dominaron su reunión: "Oriente Próximo afronta dos grandes desafíos. Evitar que Irán posea armas nucleares y avanzar en el proceso de paz entre nosotros, los palestinos y los vecinos árabes".
Uno de los principales motivos de la visita de Biden es tranquilizar a Israel sobre Irán y asegurarse que no lance por sorpresa un ataque contra sus instalaciones nucleares.
Biden es el último y más importante -al menos a nivel protocolario- del conjunto de dirigentes y funcionarios estadounidenses que han tomado el puente aéreo Washington-Tel Aviv para mantener en tierra los cazas de combate israelíes.
Para ello, Biden se ha esforzado en exhibir el apoyo de su país a Israel, ahora y en caso de un enfrentamient bélico. "Irán debe cesar no solo su programa nuclear sino también otras actitudes", dijo en referencia al apoyo de Teherán a los grupos Hamas y Hizbulá.
"Una de las principales prioridades de la Administración Obama es evitar que Irán tenga armas nucleares y para ello actuamos en colaboración con otros países", añadió.
Solución diplomática para Irán
Biden todavía confía en la solución diplomática afirmando que "el régimen de Irán está más aislado que nunca, tanto en la esfera interna como internacional. El propio pueblo iraní adopta sanciones morales contra su régimen en Teherán".
Ante la presencia del que llamó "viejo amigo", Netanyahu reiteró que "cuanto más duras sean las sanciones, el régimen de Irán deberá elegir antes entre promover su programa nuclear o mantenerse". Y recordó las palabras del presidente iraní, Mahmud Ahamdineyad, pidiendo la destrucción de Israel.
Biden no ocultaba su satisfacción ante la coincidencia -nada casual- de su llegada con el anuncio de negociaciones indirectas entre israelíes y palestinos.
"Espero que se conviertan en directas para conseguir una paz histórica que garantice que los dos estados vivan en seguridad", dijo antes de añadir: "Estados Unidos estará siempre al lado de quien se arriesgue a favor de la paz".
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