Las construcciones continuarán en Jerusalén, ha reafirmado en Washington el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aparentemente ignorando el descontento de Obama apenas horas antes de verse con él en la Casa Blanca.
El encuentro está previsto para las cinco y media hora local, las diez y media en España, sin otra presencia mediática que la de un fotógrafo oficial.
La reunión ha estado precedida por la mañana por unas discusiones «francas» y «productivas» entre el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, y Netanyahu.
El primer ministro, fino conocedor de la política americana, logró horas antes del encuentro con Obama el apoyo del Congreso. «Nosotros, en el Congreso, estamos al lado de Israel. Es un punto sobre el que no tenemos un compromiso más allá de las tendencias partidistas», dijo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ante el jefe de la minoría republicana, John Boehner, junto al que recibió a Netanyahu en el capitolio.
«El pueblo judío construyó en Jerusalén hace 3.000 años y el pueblo judío construye en Jerusalén hoy», lanzó Netanyahu el lunes ante la AIPAC, principal lobby pro israelí en EEUU: «Jerusalén no es una colonia. Es nuestra capital». Las declaraciones amenazan los esfuerzos americanos para relanzar el proceso de paz, asegura la Autoridad Palestina.
El Estado hebreo se apropio de Jerusalén Este durante la Guerra de los Seis Días en 1967, una anexión que la comunidad internacional no ha reconocido. Los palestinos quieren hacer de esta parte de la Ciudad Santa su futura capital.
Este discurso «cava la fosa entre la Administración Obama y el Gobierno israelí a propósito de las negociaciones», estima Haim Malka, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.
La crisis estalló hace dos semanas, cuando el Gobierno Netanyahu anunció 1.600 nuevas construcciones en Jerusalén Este, en plena visita del número dos de la Administación americana, Joe Biden.
Washington argumenta que esta iniciativa mina la paz, además de la credibilidad de los esfuerzos estadounidenses por ganar la confianza del mundo áraber y aislar a Irán.
El analista Walter Russell Mead, del Consejo de Relaciones Exteriores, advierte en Politico que la comisión de urbanismo de Jerusalén no ha anunciado desde entonces construcciones suplementarias, y concluye que la presión de Obama ha hecho que su aliado se pliegue de facto.
Del lado israelí, la secretaria del gabinete de Netanyahu constató la satisfacción del premier tras sus entrevistas en Washington. «Las relaciones entre Israel y EEUU permanecen inalteradas», explicó Zvi Hauser. En cuanto al desacuerdo a propósito de Jerusalén, éste «se remonta a 1967, y se trata de una serie de divergencias entre amigos».
Fuente:elmundo.es
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