"Unos 100.000 ultraortodoxos protestan contra el Tribunal Supremo israelí"
Según la policía, se calcula que unas 100.000 personas se han manifestado en Jerusalén y Bnei Brak (cerca de Tel Aviv) en protesta por la detención de 61 padres ultraortodoxos que se niegan a cumplir una sentencia judicial en un caso más complejo de lo que parece.
La chispa que ha avivado el conflicto entre los ultraortodoxos y el Estado se encendió en el asentamiento de Emanuel. En el colegio Beit Yaacov, regido por una corriente hasídica ashkenazí (judíos de origen centroeuropeo) y con financiación estatal, se produce desde hace tres años una polémica separación educativa en función del origen. El colegio ordenó enviar a otra clase a varias alumnas sefardíes (de origen oriental) "por no ser lo suficientemente religiosas" prohibiendo su contacto con las chicas ashkenazies. De esta forma, funcionaban dos entes en el mismo colegio: "La clase hasídica", formada por una mayoría ashkenazi y algunas sefardies contra "la clase general", en la sólo están chicas de origen sefardí.
El colegio y los rabinos del asentamiento de Emanuel argumentan que la separación "está motivada por las diferencias en el nivel de aplicación de los preceptos religiosos" y argumentan que el 30% de sus alumnas son sefardíes. Para las familias marginadas y la opinión pública israelí, harta de ciertas actitudes de los ultraortodoxos, se trata simplemente de "discriminación racial".
Este miércoles, el Tribunal Supremo dictaminó que los padres de las hijas de la "clase hasidica" debían presentarse al centro de detenciones en Jerusalén si no cumplen la sentencia de un tribunal de hace diez meses que les obligaba a unificar las clases.
La mayoría de los padres arrestados son ashkenazíes pero también hay unos cuantos sefardíes cuyas hijas estaban "en la clase hasídica"."Vamos a la cárcel con orgullo y la cabeza alta porque defendemos nuestra educación y nos oponemos a la interferencia de la Justicia. No tengo miedo de ningún juez, sólo de Dios. Siento que hacemos historia", exclamó Meir Almaliaj, un padre sefardí antes de entrar en el centro de detenciones.
Al igual que otras 60 personas que estarán bajo arresto civil durante dos semanas, Almaliaj lleva una cinta bajo la inscripción 'Presos de Emanuel'. Les acompañaban decenas de miles de ultraortodoxos rezando y criticando al sistema judicial.
"No se trata de racismo. ¡Yo soy sefardí y el Tribunal Supremo no tiene derecho a intervenir en nuestra educación!", dijo a ELMUNDO.ES antes de añadir: "El Estado deberá encontrar una solución para los 250 niños que se quedan en casa sin padres". Los detenidos se han negado a un acuerdo de compromiso que iba a aplazar su entrada en la cárcel. Rabinos sefardíes comparten la misma desconfianza hacia el "laico" Tribunal Supremo pero acusan a los responsables del colegio de Emanuel de "practicar discriminación".
Diputados ultraortodoxos ashkenazies apoyan la campaña de protesta y desobediencia civil. El dirigente del partido Agudat Tora, Moshe Gafni, considera que "en este caso, lo que hay que respetar son las leyes de la Torá y no del Tribunal Supremo".
El viceministro de Sanidad, Yaacov Litzman (ultraortodoxo ashkenazi), dio su apoyo a los detenidos y criticó al Tribunal Supremo "por el trato a las familias"."No podemos perder esta batalla. La democracia de Israel está en juego y todos los ciudadanos deben respetar y cumplir las leyes", advierte el ex juez del Tribunal Supremo, Mijael Jeshin.
Varias asociaciones universitarias israelíes celebrarán la semana próxima una manifestación en defensa de la Justicia y los órganos civiles. "Prohibido rendirse y ceder ante los ultraortodoxos", escribe el famoso periodista-y futuro político, Yair Lapid.
Fuente:elmundo.es
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