Por PIO MOA
Una especialidad de las izquierdas es el escándalo y la provocadora violación de las leyes, acompañada del victimismo y el embuste sistemáticos, creyéndose autorizadas a obrar así porque, aseguran, su causa es la de “los pueblos” (la del “proletariado” ha quedado ya olvidada), la de “la mujer”, de “los oprimidos”, de “la tierra” o “la ecología”, “la paz”, “la solidaridad”, etc. Sospechosamente, sus solidaridades y pacifismos siempre han ido a favor de gobiernos totalitarios de izquierda, de grupos terroristas, etc. En España, por ejemplo, a favor de la ETA en cuanto esta empezó a asesinar, de Sadam Husein no hace mucho, de los autores del 11-m, sean cuales fueren, pues para ellas el culpable era el PP, etc. Por sus constantes desmanes debieran estar en el banquillo, pero siempre se arreglan para colocarse en el papel de fiscales y jueces, y, lo que resulta más sorprendente, reciben un crédito de la opinión pública, a pesar de sus flagrantes y permanentes mentiras. Y lo reciben por otra mentira más general: la de que defienden causas "nobles".
En el caso de Israel lo comprobamos a cada paso, ahora con motivo de la intercepción de la “flotilla de solidaridad” organizada por pacifistas pro terroristas (no hay la menor contradicción en los términos) en desafío a la ley israelí. Porque la solidaridad de estos “humanitarios pacifistas” no se aplica a la población de Gaza, sino a los grupos que envenenan y roban a los palestinos, y aspiran a un segundo Holocausto en Israel. Como siempre, tenemos dos versiones de los sucesos, la israelí y la de los “solidarios humanitarios”. ¿Cuál creer? ¿La de los israelíes, por lo común, muy por lo común, veraces en sus informes, o la de los farsantes y perpetuamente embusteros? Israel ha aportado videos que demuestran el carácter de aquellos pacifistas, como ha aportado otros que han probado la falsedad de, por ejemplo, aquel padre y niño supuestamente tiroteados por los judíos, un montaje desvergonzado, como tantos otros, que causó impacto mundial. Pero para el fanatismo progre la verdad no importa, y seguirán con sus furiosas condenas a Israel, al que quisieran ver indefenso y desmoralizado. Mentir lo consideran un derecho fundamental de quienes, dicen ellos, defienden a los oprimidos.
Todo ello recuerda campañas como las montadas en Europa contra el franquismo por la ejecución de cinco miembros del FRAP y de la ETA en 1975, con total desprecio por las leyes españolas y por las víctimas de los terroristas. Protestas de los mismos gobiernos que permanecían impertérritos ante los asesinatos puros y simples y la brutal represión ejercida en la URSS y países aledaños. En aquella campaña destacaron los gobiernos escandinavos y Holanda, como ahora han vuelto a hacer los primeros. Para esos gobiernos y políticos, ahítos de vanidosa autosatisfacción, actos que no desearían ni consentirían en sus propios países están muy bien para países a los que consideran implícitamente inferiores.
fuente:libertaddigital.com
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