Netanyahu: “No teníamos opción ¿Qué habría hecho el resto del mundo en nuestro lugar?”

La liberación de los 300 activistas del barco Mavi Mármara, que han sido conducidos desde la prisión de Ela, en Beersheba, al aeropuerto internacional Ben Gurión está caldeando el ambiente a Israel, donde a los enfrentamientos en el Parlamento se suman ahora choques entre estudiantes judíos y árabes en Beersheva y Haifa.

En un discurso trasmitido en directo en la noche de ayer, desde sus oficinas en Jerusalén, el primer ministro Netanyahu afirmó que Israel "no tenía otra opción... si el bloqueo es burlado habrá cientos de barcos iraníes en el puerto en Gaza. Sería también una amenaza para Europa... este no era el barco del amor sino del odio".

El dirigente israelí, que encabeza una coalición de partidos nacionalistas y religiosos, hizo alusión a los constantes esfuerzos de su país por detener el ingreso de armas en Gaza. "Nuestro deber es interceptar las armas por aire, mar y tierra". "Nuestros soldados -subrayó el Netanyahu- se enfrentaron a un grupo violento... la intención allí fue el linchamiento de soldados de las "Fuerzas de Defensa de Israel" (TZAHAL), querían matarlos... son estos los constructores de la paz?".

Según Netanyahu no había otra opción que actuar como se actuó. "Me pregunto qué habrían hecho los soldados de otros países democráticos en una situación similar. Lo harían hecho, en el mejor de los casos, de la misma manera. Así que vamos a seguir nuestro camino para proteger a nuestros soldados y defender el Estado de Israel."

Por su parte, el Parlamento turco votó una declaración que pide reconsiderar las relaciones diplomáticas entre Ankara y Jerusalén. Ocho de los nueve fallecidos durante el ataque son de este país. Los legisladores hicieron un llamamiento al premier Tayip Erdogan para analizar la ruptura de los lazos políticos, militares y económicos con el estado judío. "Este ataque fue una flagrante violación de las disposiciones de Naciones Unidas y el derecho internacional", dijo el vicepresidente del Parlamento turco.

Tensión en el Parlamento de Israel

La sesión del Parlamento israelí vivió ayer una de las más violentas en los últimos tiempos en un país que se caracteriza por las discusiones acaloradas. La diputada del Likud (oficialista), Miri Reguev, criticó con dureza a Janin Zoabi, diputada por Balad (partido étnico árabe), por formar parte de la flotilla naval interceptada. "Zoabi es cómplice de un doble crimen: unirse a terroristas y un crimen moral contra Israel", dijo Reguev durante la sesión. "Debe ser castigada. No necesitamos caballos de Troya en el Parlamento", añadió. Para culminar le gritó a Zoabi, en árabe, "vete a Gaza, traidora".

El diputado Najman Shas, de Kadima (oposición), también criticó a la diputada de Balad, aunque fue más cuidadoso. "Respeto la democracia, pero un diputado no puede participar en tal evento, está contra la ley y desafía al país, que es tan mío como tuyo. Respeto tus opiniones, pero fue incorrecto de tu parte estar en la cubierta de ese barco. Es inaceptable", añadió.

Quien le siguió, fue el presidente de Jadash (comunistas), Mohammad Barakeh, quien dijo: "Apoyamos a nuestra colega, la diputada Zoabi, y consideramos nobles sus acciones, ya que estaban dirigidas a levantar el bloqueo de una nación entera".

La intervención de Janin Zoabi, produjo gritos, acusaciones cruzadas, amagos de agresiones y la expulsión de varios diputados de sala.

Zoabi dijo que había participado en la travesía para formar parte de una "acción humana, para oponerse a la prisión [a la que Israel tiene sometidos] a 1,5 millones de personas." Describió el bloqueo como una medida “ilegal, inhumana, ilegítima... sólo el apoyo al bloqueo es inmoral”. En ese momento, un diputado le espetó: "¡Comprueben que no tiene un cuchillo!", provocando un alboroto.

David Rotem, del IB, aseguró que "los diputados árabes no representan a los ciudadanos árabes de Israel, sino a las organizaciones terroristas de Gaza... ¿dónde existe esta libertad en un país árabe?" gritó.

Ante este panorama, el Presidente de la Kneset, Reuven Riblin, optó por cerrar el debate.